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9 consejos para empezar a aplicar Montessori en casa

9 consejos para empezar a aplicar Montessori en casa
14Septiembre
2022

1. Infórmate bien sobre el método Montessori

Puede parecer muy obvio, pero es importante que, más allá de los datos científicos, entendamos que Montessori no es solo un modelo educativo, sino que se trata de una filosofía de vida y que hay que estar de acuerdo con ella.

No podemos aplicar el método Montessori cuando estamos en la sala de juegos, pero tener una actitud totalmente contraria cuando se tienen que ir a dormir o cuando empiezan con la alimentación complementaria.

A pesar de todos los beneficios que hayas escuchado que tiene este método, lo más importante es no confundir a los niños y tener un estilo de crianza coherente. De lo contrario, será contraproducente y nos frustraremos nosotros y nuestros hijos.


2. Aprende a observar de manera objetiva

Como os comentaba al inicio del post, el método Montessori se basa, principalmente, en la observación del niño. El objetivo es seguir siempre los ritmos del peque y evitar imponer lo que tiene que hacer constantemente.

Cada niño es un mundo; a algunos les encanta experimentar con la comida y otros, sin embargo, no disfrutan manchándose. Hay niños que pueden pasarse horas haciendo construcciones con bloques de madera y otros prefieren jugar con hilos y texturas.

Como adultos, tenemos la responsabilidad de ser conscientes de qué es lo que motiva a nuestro peque. Además, puede que según el periodo sensible en el que se encuentre, un día prefiera una cosa y con el tiempo le interese otra.

Lo importante es ofrecerles materiales y juguetes que satisfagan la necesidad y la curiosidad que tienen en ese momento. De este modo, no deberemos “obligarlos” a que aprendan o manipulen ciertos materiales, sino que ellos mismos querrán hacerlo y, además, interiorizarán y aprenderán mucho mejor porque lo estarán haciendo con ganas. 


3. Crea un vínculo de respeto mutuo

El respeto es una de las máximas en el método Montessori. Vivimos en una sociedad adulto-centrista en la que los niños no solo tienen menos derechos que los adultos, sino que son vistos como seres inferiores por el mero hecho de ser niños. 

Muchas veces, como adultos, nos creemos con la potestad de decidir por nuestros hijos sin tener en cuenta su opinión y a obligarles a hacer según qué cosas sin importar lo que sientan. 

Es evidente que un bebé de 8 meses no puede elegir la ropa que se quiere poner, pero sí podemos darle libertad para que, por ejemplo, juegue o experimente con los juguetes o materiales Montessori de la manera que él quiera, sin marcarles el camino que nosotros creemos que deben seguir.

A medida que van creciendo, podemos demostrarle ese respeto haciéndoles partícipes en decisiones que afectan a toda la familia como por ejemplo votar para elegir el destino de las vacaciones o darles a elegir entre dos frutas para tomar de postre.

Es fundamental establecer vínculos de respeto mutuo. No podemos pretender que el niño respete si nosotros no le respetamos a él.


4. Confía en las habilidades de tu bebé

Este punto está completamente alineado con el anterior. Confiar en tu bebé implica no limitarlo, darle margen para que se equivoque, ya que la mejor manera de aprender es a través de nuestros errores.

"Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo."

Maria Montessori

Obviamente, no hay que dejar al pequeño a su merced sin ningún tipo de apoyo. Hay que acompañarles, hacerles de guía, permitiéndoles siempre desarrollar su propia voluntad. El intervencionismo adulto puede crearles dependencia y, por consiguiente, dificultar un desarrollo autónomo.

En otras palabras, tenemos que confiar en las habilidades y capacidades de nuestro bebé, acompañándoles siempre e interviniendo únicamente cuando puedan hacer daño, a ellos mismos o a otros. De lo contrario, deberemos aprender a observar sin interrumpir. Y sí, esto también incluye evitar decir NO a todas horas.


5. Ofrece un espacio seguro 

En nomenclatura Montessoriana se utiliza el término “ambiente preparado”. Para que nos hagamos una idea, si queremos permitir que nuestro bebé decida qué quiere hacer, debemos primero disponer de un espacio seguro donde pueda hacerlo. 

Muchos padres se frustran porque el bebé les coge cosas de valor y se las rompe o porque coge cosas con las que puede hacerse daño. Para evitar tener que intervenir constantemente, es fundamental contar con un espacio en el que el bebé pueda moverse de manera segura. 

Lo ideal sería que pudieran disponer de una habitación en la que pudieran jugar y experimentar libremente. Aunque no deberemos nunca dejarlos solos en esa sala, los niños sentirán que son libres de manipular, tocar y jugar con todo lo que hay allí, respondiendo así a su necesidad por descubrir el mundo.


6. Dale libertad, no libertinaje

Una de las dudas que asalta a las mamás que quieren aplicar este método (también ocurre con la Disciplina Positiva) es justamente entender la diferencia entre ofrecerle a nuestro pequeño la libertad que necesita para aprender y dejarle hacer lo que él quiera

Tanto en Montessori como en Disciplina Positiva existen límites y estos deben ser claros. Comentábamos antes que algo que podemos hacer para fomentar el respeto mutuo es darle la posibilidad a nuestro bebé de que elija el postre que quiere tom

Sin embargo, si os fijáis, le dábamos a elegir entre dos postres previamente seleccionados por el adulto. De este modo, el niño tiene la libertad de escoger qué quiere comer, pero siempre dentro unos límites marcados por su cuidador para que su alimentación sea sana y equilibrada. 

Del mismo modo, como hablábamos en el punto 4, habrá que intervenir si el niño hace daño a otra persona. El pequeño tiene que tener claros los principios éticos y las normas de convivencia, es más, lo necesita para poder ordenar su mente. Eso sí, deberán ser normas que pueda comprender según la edad que tenga.


7. Evita premios y castigos

¡¿Qué?¡ ¿Si hace algo mal no puedo castigarle? Pensémoslo bien, a cuántas de nosotras nos castigaron por hacer algo mal cuando éramos pequeñas. Probablemente a muchas y, sin embargo, cuando nuestra madre o nuestro padre no estaban delante lo hacíamos igual, ¿o no?

Los castigos no hacen que los niños entiendan por qué no deberían hacer algo, solo fomentan que agudicen sus habilidades para que no los pillemos. 

¿Y tampoco puedo premiarle porque ha hecho algo bien? Del mismo modo que con los castigos, los premios solo son eficaces a corto plazo. A la larga, esos niños acaban esperando siempre algo a cambio y solo saben funcionar así. 

El objetivo final de eliminar los premios y los castigos es que los niños aprendan a hacer las cosas bien por el placer que encuentran en ello y no porque hay un premio o un castigo esperándoles. 

Vale, ¿y eso cómo se consigue? Para poder explicarlo bien necesitaría un post entero, pero, a modo resumen, en Montessori y en Disciplina Positiva no se habla de premios y castigos, se habla de consecuencias. 

Aunque a simple vista puede parecer lo mismo, es muy importante el cambio de foco: el premio y el castigo lo da el adulto, las consecuencias son algo natural que se deriva de su conducta.

Pongamos por ejemplo que nuestro hijo no quiere hacer los deberes:

  • Castigo: Si no haces los deberes hoy te quedas sin ir al parque.
  • Premio: Si haces los deberes, después iremos al parque. 
  • Consecuencias: Si haces los deberes ahora, te dará tiempo para jugar un ratito en el parque con tus amigos, si no ya será la hora de irse a dormir, tú decides. 

De este modo, el peque entiende que las buenas acciones traen consecuencias positivas por sí solas y las malas acciones consecuencias negativas y él mismo aprenderá a tomar sus propias decisiones.


8. Construye un entorno de paz y amor

Este es, quizás, el punto más importante de toda la lista. Decíamos que en Montessori hay que poner la mirada en el niño, que debemos ofrecerle la posibilidad de aprender en un ambiente preparado, pero para que se desarrolle de manera autónoma debe tener seguridad en sí mismo.

Para ello, para que tenga confianza y crezca con valores, los adultos debemos ofrecerles un entorno lleno de amor y cariño y no únicamente a él, sino también entre nosotros.

Debemos tratar con respeto y amor a nuestra pareja, a nuestros familiares, a nuestros amigos. Los niños son esponjas y absorben absolutamente todo lo que hay a su alrededor y aprenden a través del ejemplo. Si nuestra conducta es respetuosa ellos aprenderán a tratar a la gente con respeto.


9. No compres todos los materiales Montessori

Como os explicaba en el punto 1, el método Montessori es mucho más que un modelo de educación alternativo al tradicional, se trata de una filosofía de vida

Cuando interiorizas esa filosofía de vida, te darás cuenta que no es necesario que os convirtáis en la siguiente escuela Montessori de tu ciudad comprando todos los materiales que tal blog os dice que son imprescindibles para aplicar Montessori en casa. Eres mamá, no guía Montessori.


Una carrera de fondo

Como ves el método Montessori, aunque centrado en el niño, tiene mucho más que ver con el adulto que lo acompaña que con el propio niño. De hecho, los cursos de Guía Montessori suelen focalizar gran parte de su temario en el rol del adulto, en su transformación interna a diferentes niveles, como el emocional, el intelectual o el técnico. Lo más importante y con lo que debes quedarte es que hay que cambiar nuestra mirada hacia el niño. Tenemos que aprender a observarlos, pero no debemos obsesionarnos. Como siempre me gusta decir, no hay mejor mamá para tu hijo que tú, así que date un respiro y no seas tan exigente contigo misma.



Texto de www.mumities.com

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